lunes, 8 de junio de 2015

Climas o la soledad de ser mujer



Climas de Enrica Pérez recuerda a la película iraní el día en que me convertí en mujer de Marziyeh Meshkini donde se cuentan las historias de 3 mujeres marcadas por su ciclo reproductivo: la niña a la que le viene la regla (y se convierte en mujer), la mujer adulta y casada que compite en una carrera de bicicletas (¿o está realmente huyendo de su marido?) y finalmente la mujer anciana quien, liberada de su rol reproductor, disfruta de libertad. Las tres historias de entrecruzan en la escena final mostrando la unidad del ser mujer en Irán. Pero en Climas, si bien se presentan tres historias de mujeres, estas nunca se entrecruzan. Es más, las historias nunca presentan un final. Es como si la directora nos permitiera tener solo un atisbo de la vida de estas mujeres, sin saber de dónde vienen ni saber hacia dónde van. Es como ir caminando y escuchar una conversación sobre un problema y no escuchar el final o no saber si se resolvió o no. ¿Importa saber el final?

Como en la película iraní, estas tres mujeres también se enfrentan a su ser mujer.  Y el ser mujer, en este caso, está marcado por una gran soledad. Las tres mujeres, en diferentes etapas de su vida, están marcadas por una gran soledad y por un gran silencio. Ninguna expresa lo que siente, lo intuimos, lo sentimos; pero nunca es dicho explícitamente.  Estas tres historias inconexas (¿es nuestro país también una sociedad inconexa?) comparten otro elemento en común: el agua. El agua envuelve a las tres historias: la lluvia que moja a la niña antes de su encuentro con el tío, el mar que invita a la madre a adentrarse a él y finalmente el agua de la laguna en la sierra que lava el rostro cansado de la anciana antes de descubrir el robo de su hijo. El agua, elemento que da vida y que simboliza la purificación. Sin embargo, ninguna de estas mujeres es purificada a través de ella. Por el contrario, las dos primeras historias muestran a mujeres marcadas (¿está marcada la niña cuando mira a la cámara en esa larga y fuerte escena final?) por su cuerpo sexuado, por su cuerpo maternal.

Climas nos presenta dentro de una maravillosa fotografía temas difíciles como sociedad. Las imágenes masculinas son de abandono. Todas las mujeres de la historia han sido usadas y dejadas por sus hombres. No encontramos en ella un personaje masculino que empatice con ellas. Y pareciera que la directora no buscara que nos fijemos en ellos, pues la cámara y los planos más cerrados están en la mayoría del tiempo enfocados en las protagonistas, no en sus contrapartes masculinas. La sexualidad, la maternidad, no se presentan como cosas placenteras, sino como ejercicios femeninos que no son compartidos en la misma intensidad por hombres y mujeres.

Vayan a ver Climas y decidan ustedes qué une a estas mujeres, que nos une (a fin de cuentas) como  sociedad, en un ser mujer que, como la historia, no tiene final.



miércoles, 1 de abril de 2015

¿Por Qué el Sacerdocio es un Monopolio Masculino?


Por: Joshua Adonai Calderón Marmolejo*
“Venid en pos de mí que os haré pescadores de hombres”
Mt. 4:19

Ante todo, deseo comentar que este artículo es solo una aproximación al tema siendo reflexiones legítimas para evidenciar la situación de la mujer en la vida religiosa católica a través del enfoque de género.

Es importante, reflexionar la importancia del sacerdocio dentro de la tradición apostólica de la romana iglesia católica, para ello debemos recordar que dentro del evangelio existen tres episodios importantes donde se trasmite la tradición del ministerio sacerdotal donde radica su fundamento: Primero: Jesús en la última cena brinda a sus discípulos la condición de realizar el misterio de transubstantación del pan y el vino; Segundo: Jesús resucitado les da la capacidad del perdón de los pecados a sus apóstoles, y Tercero: les brinda la capacidad de bautizar en su nombre. Siendo, la eucaristía, el perdón y el bautizo condiciones necesarias de todo católico para estar en situación de gracia, estas acciones rituales se les denomina sacramento siendo estos administrados por ministros que son varones bautizados que han recibido el sacramento de la Orden exclusivamente para este servicio

El sacramento de la Orden Sacerdotal  constituye según el catecismo católico “la misión confiada por Cristo a sus apóstoles y que sigue siendo ejercida en la iglesia hasta el fin de los tiempos es pues el sacramento del ministerio apostólico”. Por lo tanto el sacerdote ostenta desde su ordenación el poder de Dios, con capacidad de consagrar, perdonar, bendecir, etc. Más aún la Iglesia declara que no depende de ella la otorgación del sacramento sino que fue el mismo Jesús quien dispuso las condiciones para esto. 

El Nuevo testamento no tiene manifestación expresa donde se señale la prohibición de las mujeres y el sacerdocio, pero la iglesia formalmente afirma que no tiene potestad de modificar la administración sacramental del sacerdocio, así pues solo reproducen los ritos y formas tal cual lo hizo Jesús y él solo eligió a 12 apóstoles varones a quienes les instauró un ministerio particular y exclusivo.

Ahora bien después de haber definido y bosquejado la importancia del sacerdocio dentro del catolicismo se hace necesario evidenciar  la condición de las mujeres dentro de la Iglesia para lo cual comentaremos algunos documentos de la Curia vaticana los cuales explican de mejor forma el tema materia de análisis de la siguiente forma:

·   Declaración sobre la cuestión de la admisión de mujeres al sacerdocio ministerial (Sagrada Congregación para la doctrina de la Fe de fecha 15 de octubre de 1976: Este Documento está destinado a justificar la negación eclesial de las mujeres para el sacerdocio, donde se justifica que dicha decisión no responde a una reproducción irreflexa de las condiciones socio culturales de la época de Jesús, tan solo por cumplir con un formalismo histórico, sino que, responde a una decisión pensada e intencional del propio Jesús haciendo uso soberano de su sabiduría. Ante esto, justifican el hecho dando ejemplos evangélicos donde el profeta de Nazaret ya había cuestionado la desigualdad entre varones y mujeres en la convivencia social judía dando signos importantes al respecto entre ellas relatan algunos ejemplos: la conversación pública con la samaritana, no tomar en cuenta la impureza de la hemorroisa, permitir que una mujer pecadora se le acerque en la casa de Simón, perdonar a la mujer adúltera. Es decir en el actuar cotidiano de Jesús estaba el reivindicar el status de la mujer en la sociedad incluso se aleja de la ley de Moisés para afirmar la igualdad del hombre y la mujer, pese a ello, no las eligió para administrar los sacramentos que abren las puertas del reino de los cielos. 

Estas evidencias dice el documento son reproducidos a través del colegio apostólico a inicios del siglo II donde las mujeres mantienen el rol de “colaboradoras” mientras existe de forma diferenciada el rol de los “cooperadores de Dios” tal cual se puede evidenciar en las iglesias paulistas de la época, siendo esta última condición exclusiva de los varones y la misión apostólica.

Asimismo denota el documento que el sacramento del Orden Sacerdotal no es un derecho que aspira una personas bautizada sino que depende de Cristo y de la Iglesia,  asimismo se enfatiza que debe existir una relación entre el sacerdote ministro de la iglesia y Jesús, en consecuencia si Jesús Cristo fue hombre debe también ser el sacerdote hombre. Y Concluyen señalando que el sacerdocio es monopolio del varón pues el Verbo se hizo según el sexo masculino”.

·    Existen dos cartas suscritas por Juan Pablo II donde se refiere a la condición de la mujer en la Iglesia y el Sacerdocio que son: Carta Apostólica Mulieris Dignitatem (Sobre la dignidad de la mujer con ocasión del año mariano) de fecha 15 de agosto de 1988 y la Carta Apostólica Ordinatio Sacerdotalis (Sobre la ordenación sacerdotal reservada solo a los hombres)  de fecha 22 de mayo de 1994. El primer documento narra los roles que la iglesia dispone a la mujer siendo esto el de Madre y Virgen; donde la maternidad va implicada al matrimonio y como emuladora de Tehotokos, madre de Dios su abnegación por la familia y la humanidad, y la de virgen solo en su condición de servicio a Dios, entendiéndose como una forma de radicalismo al evangelio dejar todo y seguir a Cristo. Es interesante advertir en este documento la relación que existe al darle la condición femenina a la Iglesia y a Cristo el rol masculino haciendo la alegoría de un matrimonio, hecho que conlleva a incorporar dentro de las familias roles donde la mujer representa la Iglesia siendo su deber  la educación y tradición de la fe dentro del hogar, y el varón tiene el rol de ministro y administrador del hogar emulando. En consecuencia se reconoce a la mujer como la encarnación del ideal femenino “séquela cristhi”.

El segundo documento citado, el Papa ahora Santo Juan Pablo II afirma abiertamente que si María siendo madre de Jesús, Madre de Dios y Madre de la Iglesia, no fue convocada ni se le entregó el sacerdocio ministerial, muestra claramente la voluntad de Jesús de no admitir a las mujeres a la ordenación sacerdotal. Asimismo, argumenta que esto no debe tomarse como una discriminación sino como una observancia fiel a la sabiduría de Dios. Concluye en el documento señalando que la Iglesia no tiene potestad para cambiar la tradición constante y universal razón por la cual se encuentra impedida de conferir la ordenación sacerdotal a las mujeres.    

Es necesario, recordar que la Iglesia es una institución completamente distinta a un Estado o una Institución Civil, sino que esta posee ritos, símbolos, doctrinas y fe, haciendo esto un problema más complejo para comprender su dimensión social, jurídica, mística, mítica e histórica.
El enfoque de género posibilita encontrar las condiciones diferenciadas de las mujeres dentro de la estructura eclesiástica, las cuales vienen siendo postergadas en el ejercicio de su vocación de servicio y de fe, por la reproducción histórica y abierta de una cosmovisión dicotómica donde se acepta una predominancia del varón sobre la mujer, hecho que se adopta como un dogma de fe donde se considera que la humanidad o la cultura no pueden alterar este principio “originario” donde el Verbo encarnó en versión masculina, considerando que Dios en sus sabiduría eligió a un hombre para que cumpla un plan divino, mito que se reproduce en la administración eclesiástica, tomando este hecho lamentablemente condiciones políticas, económicas y estructurales dentro de la Iglesia Católica y en la distribución del ejercicio del poder más allá de los sacramentos.  Convirtiendo a esta Iglesia en un órgano conservador, donde el cuidado escrupuloso de mantener totalitariamente los roles tradicionales asignados a la mujer a través de la sobrevaloración la maternidad y el control sexual de ellas, constituyéndose esta práctica como herramienta para mantener un status quo, que da soporte a la perpetuidad de una cultura llamada “Catolicismo”.

En esa lógica puedo afirmar que la Iglesia Católica como órgano conservador de poder, no otorgará el ministerio del sacerdocio hacia las mujeres, pero esto no quiere decir que las mujeres no puedan hacer este servicio tan noble en la construcción de la fe del ser humano que se encuentra inspirado en la vida de Jesucristo, pues el eclesiastismo no debe comprender necesariamente la categoría de la espiritualidad. Razón por la cual, considero acertada la visión del teólogo católico Raimon Panikkar cuando habla sobre la restauración de la “Cristianía” que representa el encuentro con Cristo en el centro de uno mismo y en centro de la comunidad humana y en centro de la realidad. Esta visión va más allá de las estructuras eclesiásticas y de su cultura hegemónica sino que invita a una convivencia comunitaria del evangelio.

Considero necesario que en estos tiempos de Semana Santa como epifanía anecdótica pudiéramos recordar cómo eran las iglesias protocristianas, donde se vivía el misterio de Jesús a través del contacto y empatía con el prójimo como comunidad, donde la palabra era más importante que la escritura y donde el mensaje hablaba al corazón del ser humano donde se prescindía de la estructura religiosa que normaba la conducta humana, a cambio de una experiencia comunitaria de convivir un mensaje de esperanza donde la igualdad y la empatía por el prójimo eran manifestación del amor de Dios.

Actualmente existen, serios estudios hermenéuticos y teológicos que permiten comprender e intuir el mensaje de Cristo desde un enfoque de género y libre de una cosmovisión patriarcal donde se postula la vivencia de una espiritualidad más allá de los cuerpos, donde la esencia del mensaje renueva el corazón y la mente, abriendo una experiencia nueva en Jesús. Ante ello me permito recomendar los estudios de las teólogas Elizabeth Schüsler Fiorenza e Ivone Gebara.

*Abogado. Bloggero invitado.

sábado, 31 de enero de 2015

¿Pasan las películas peruanas el test de Bechdel?

El test de Bechdel es un test utilizado en los EEUU para medir la participación femenina en las películas y requiere, para ser aprobado, que una película tenga las siguientes tres características:
  1. Tener por lo menos a dos mujeres en ella cuyos personajes tengan nombre (ergo, no sean "la novia", "la amiga", etc)
  2. Que hablen entre ellas (que tengan un dialogo) y
  3. Que este dialogo sea sobre algo más que los hombres de la película.

¿Pasan las películas peruanas estrenadas en el 2014 el test de Bechdel? Ojo, que aquí no estamos hablando de la calidad de la película. Si esta les ha gustado o no queda a criterio de ustedes. Tampoco si ella rompe o no estereotipos de género (Milk es una película norteamericana que trabaja el tema de los derechos LGBT pero que no pasa este test). Hablamos aquí de visibilidad y presencia femenina. ¿Hay en la película personajes ricos, interesantes que sean femeninos y cuyo rol no sea el de complementar al protagónico masculino?

Pues pongamos a prueba los estrenos peruanos del 2014:


Película
2 o más personajes femeninos con nombre
¿Hay dialogo entre ellas?
¿Hablan sobre algo que no sea hombres?




 Sí




No




No











No

No


No

No












No



No



No
 

Como se puede ver al aplicar el test, las películas que lo pasan apuntan a públicos diferentes. Mientras que Viaje a Tombuctú es una película  personal, A los 40 es una película netamente comercial. Justamente sus productores fallan el test con su film previo: Asumare. El film basado en el unipersonal de Carlos Alcántara es el que obtiene el puntaje más bajo de los estrenos del 2014 pues no cumple con ninguno de los requisitos solicitados. El Evangelio de la Carne, el Mudo y Rocanrol 68 por su parte muestran que las películas peruanas están teniendo por lo menos dos personajes femeninos secundarios en ellas. Lo que significa una mayor riqueza a nivel de interpretración para las actrices peruanas. Sin embargo, aun hay falta de personajes más complejos, ricos, cuyo desarrollo no dependa de un personaje masculino.

¿Pasarán este test los estrenos peruanos del 2015?